El asegurador es la persona jurídica, generalmente una compañía aseguradora, que asume el riesgo cubierto por una póliza. Es decir, es la entidad que, a cambio del pago de una prima, se compromete a indemnizar al asegurado o a prestarle un servicio en caso de que ocurra el evento previsto en el contrato de seguro.
Esta figura resulta fundamental dentro del contrato de seguro, ya que sin la existencia de un asegurador, no se podría formalizar la relación aseguradora. Está regulado legalmente por la Ley de Contrato de Seguro, y su actividad está supervisada por la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP) para garantizar su solvencia y el cumplimiento de sus compromisos.
Entre sus funciones principales se encuentran la evaluación del riesgo, la fijación del importe de la prima, la redacción del contrato o póliza, y el seguimiento del mismo. El asegurador también se encarga de gestionar siniestros, verificar que las coberturas contratadas son aplicables en cada caso, y calcular e indemnizar al asegurado en caso de que el siniestro esté cubierto.
En productos como los seguros de viaje, el asegurador tiene además un papel esencial en la prestación de asistencia inmediata: servicios médicos, transporte sanitario, repatriaciones o indemnizaciones por cancelación. En los seguros de defensa legal, ofrece cobertura jurídica, asesoría y representación frente a conflictos legales que puedan surgir tanto dentro como fuera del país.
Es importante no confundir al asegurador con el tomador o el asegurado. El tomador es quien contrata la póliza y la paga, mientras que el asegurado es quien recibe la cobertura. En muchos casos estas tres figuras coinciden, pero no siempre. Por ejemplo, una empresa puede contratar un seguro de viaje para uno de sus empleados: la empresa es el tomador, el empleado es el asegurado y la compañía de seguros, el asegurador.
La calidad del servicio ofrecido por el asegurador puede marcar una gran diferencia en la satisfacción del cliente. Desde la claridad en la redacción de la póliza hasta la eficiencia en la gestión de siniestros, el asegurador debe generar confianza, transparencia y agilidad. Por eso, muchas compañías invierten en digitalización, atención 24/7 y redes de asistencia internacionales, sobre todo en los seguros de viaje y asistencia.
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