En España es legal pactar el alquiler de un piso o una habitación sin necesidad de firmar un contrato de arrendamiento. Eso sí, estos contratos verbales son más inseguros que los escritos y tienen una validez de un año, salvo que se pacte una duración determinada sin perjuicio del derecho de prórroga anual para el arrendatario.
Estos contratos pueden ser una gran opción cuando son operaciones entre amigos o familiares, por lo que no es necesario un contrato en una habitación en alquiler.
Según la Ley de Arrendamientos Urbanos sí que se puede alquilar una vivienda sin necesidad de firmar un contrato legal, simplemente con un contrato verbal entre ambas partes.
No obstante, es lógico pensar que un contrato de estas características es mucho más difícil de demostrar, por lo que no es demasiado aconsejable a no ser que el arrendatario sea una persona de confianza, amigo o familiar. En estos casos, se puede tener una habitación en alquiler, o incluso la vivienda entera, a un precio más reducido sin redactar un contrato con condiciones estipuladas.
Además, es una buena forma de tener un piso ocupado cuando el propietario se encuentra fuera del país o en cualquier otra situación en la que no pueda aprovechar del piso.
En todo ese momento, el inquilino, aunque carezca de contrato legal deberá pagar escrupulosamente todas las cuotas mensuales acordadas con el propietario. En cuanto a las subidas en la renta, sería complicado al no existir un contrato legal.
Además, tiene la obligación de abandonar el piso si el contrato de un año ha finalizado y el propietario ha cumplido con el preaviso por escrito con 30 días de antelación.
Los contratos verbales tienen la particularidad de que son de un año de duración. En caso de que el inquilino abandone la habitación en alquiler o el piso antes de los seis meses, el propietario puede reclamar el dinero de las mensualidades que restan hasta llegar a los seis meses restantes al año.
Por otra parte, en estos casos, el inquilino no puede deducirse el alquiler en la declaración de la renta. Por contra, el propietario sí que debe declarar lo ingresado con el arrendamiento.
En relación al desahucio, un inquilino no puede ser desahuciado de la vivienda o de la habitación a no ser que haya incumplido con los pagos estipulados, haya producido graves daños en la vivienda, haya cambiado la cerradura, o cause problemas en la comunidad de propietarios. Si eso se produce, el propietario debe comunicárselo al inquilino previamente y, en caso de que se niegue, deberán acudir a los tribunales.
Todas estas condiciones se mantienen sea cual sea la superficie alquilada. Es decir, da igual que se trate de una habitación en alquiler o toda la vivienda, ya que las condiciones a mantener serán las mismas en todo momento.
Lo más recomendable es no realizar un contrato de arrendamiento de forma verbal si eres propietario, ya que las ventajas principales las obtiene el inquilino y pueden llegar a ser conflictivas.
En caso de que existan problemas entre ambas partes, el propietario debe probar la existencia de alguna relación contractual, que es mucho más complicado con un contrato verbal. Además, actualizar la renta pactada de forma verbal será más complejo.
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Este tipo de pólizas proporciona al propietario mayor tranquilidad, incluso en alquileres sin contrato legal, puesto que cuenta con un asesoramiento legal óptimo y un abogado que trabajará para solucionar cualquier conflicto entre ambas partes.
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