En el ámbito de los seguros, un accidente es un evento repentino, imprevisto, externo y no intencionado que causa daño físico, material o ambos. Para que sea reconocido como accidente por una compañía aseguradora, el hecho debe haber ocurrido sin intervención voluntaria del asegurado y tener consecuencias directas como lesiones, incapacidad o muerte.
Este concepto es fundamental en seguros de vida, accidentes personales, hogar, autos y, especialmente, en los seguros de viaje, donde una caída, una colisión o un incidente en el extranjero puede derivar en costes médicos importantes, evacuaciones o incluso asistencia legal.
En los seguros de viaje, el accidente suele estar cubierto bajo garantías de asistencia médica, repatriación, compensación por invalidez o fallecimiento. En caso de accidente grave, el seguro asume los gastos necesarios y coordina la atención en destino. Del mismo modo, si se generan conflictos legales, los seguros de defensa jurídica pueden incluir asesoría y representación frente a reclamaciones o juicios derivados del incidente.
En el seguro de autos, por ejemplo, se considera accidente todo siniestro en el que interviene el vehículo asegurado y se produce un daño, ya sea por alcance, salida de vía u otras causas. En seguros de hogar, se aplicará cuando se produzca un siniestro como una explosión accidental o un impacto fortuito.
Es habitual que las aseguradoras excluyan como accidentes aquellos hechos provocados bajo efectos del alcohol o drogas, los derivados de imprudencia grave o actividades de riesgo como deportes extremos, salvo contratación expresa. Leer las condiciones particulares de la póliza es clave para conocer qué situaciones estarían realmente cubiertas.
Puedes consultar más definiciones útiles en el Diccionario de Seguros de Iris Global.
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